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La cultura Caral es la expresión más clara del surgimiento de las primeras sociedades complejas en el área norcentral del Perú, desarrollándose entre 3000 y 1800 a. C., comprende los valles de la costa, Conchucos y los callejones serranos de Huaylas junto con el altiplano de Junín, y la cuenca del río Huallaga y Marañón, en las cabeceras del Ucayali en la selva.

 

 

Se dice que fue sede de una comunidad formada por varios linajes y dirigida por jefes o representantes de dichos linajes en donde uno de ellos vendría a ser el Curaca principal y los otros sus contrapartes. Los Curacas de estos linajes organizarían y conducirían la vida de los habitantes de las diversas ciudades.

El resultado más impactante de esta primera civilización fue la construcción de ciudades, con edificios monumentales, construidos de una manera inteligente con piedras, barros y materiales vegetales (en shicras); homogéneos para facilitar las labores físicas de los albañiles y constructores.

 

 

Las formas predominantes son las pirámides escalonadas, plazas circulares y semicirculares hundidas en los frentes con escaleras que daban acceso a la cima, donde se observan habitaciones y espacios para rituales y ceremoniales, símbolo de su identidad cultural; fue una civilización de paz pues no se observaron ni se han encontrado armas ofensivas ni estructuras defensivas. Existen variaciones de tamaño entre los asentamientos y edificios definiendo jerarquía entre las poblaciones que los ocuparon, y de organización política que son las religiones en esa época, donde ellos tomaban el control de toda la población y control de la producción de bienes y su circulación.

La evidencia arqueológica muestra una producción agrícola de algodón para redes de pesca y prendas tejidas en técnica torzal, así como el arte musical en la confección de flautas con figuras incisas de animales míticos que sugieren un carácter religioso.

 

   

 

La sociedad de Caral articulaba a lo largo de la cuenca del río Supe, donde había asentamientos costeros y otros ubicados en zonas más altas (sierra); entre ellos se dio un intercambio de productos (comercio de trueque), siendo la Ciudad de Caral el centro de toda esa red.​

El prototipo de arquitectura monumental se da en la Ciudad Sagrada de Caral, los edificios son pirámides escalonadas o templos, hechas a base de adobe y piedra; como elementos complementarios, donde se usaban troncos y fibras vegetales, estructurados de diverso tamaño. El más imponente, tanto en altura como en volumen, llamado Pirámide Mayor de Caral.

Las paredes de la estructura piramidal están enlucidas con barro y pintadas de blanco y amarillo claro, donde, raramente, de rojo; cada edificio tenía una escalera central que conducía hacia la parte superior, donde se hallaban varios cuartos. En el cuarto principal había plataformas bajas ubicadas en dos o tres de sus lados, y en el centro, un fogón (tipo cocina, donde quemaban diversos alimentos como ofrenda) compuesto por un hoyo en el suelo, recubierto también de barro.

 

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